jueves, 13 de noviembre de 2014

Luces, cámara y ¿acción?

La noche del 28 de diciembre de 1895 en París es quizás una de las fechas más importantes de la humanidad. En aquella noche, la ciudad luz, fue testigo de la primera exhibición comercial de cine. Los responsables, los hermanos Auguste Marie y Louis Jean Lumière creadores del cinematógrafo una máquina capaz de filmar y proyectar imágenes en movimiento.  

La acogida de este invento para el entretenimiento fue tan rotundo, que muchos camarógrafos europeos que adquirieron este aparato cruzaron el Atlántico para retratar paisajes que jamás se encontrarían en el viejo continente. Uno de esos nuevos lugares para estos exploradores, fue Colombia, principalmente en ciudades como Barranquilla, Bucaramanga, Cali y Bogotá para iniciar su travesía cinematográfica.  

Durante estos más de cien años de historia del cine colombiano películas como la  Estrategia del Caracol, Pena Máxima, Golpe de Estadio y las más recientes como La Cara oculta o Bluff han servido para deleitar al público nacional e incluso, algunas producciones han tenido un reconocimiento en otras latitudes.

Con toda esta introducción, me pregunto, ¿se están haciendo bien las cosas en el cine criollo?, ¿son atractivas las ideas del séptimo arte colombiano?, ¿es suficiente el presupuesto existente?

La ley 814 o mejor conocida por la ley del cine respondería a este cuestionamiento. Desde el 2003, año en el que se aprobó esta ley, medidas como la creación del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, que ayudan a nuevos proyectos cinematográficos o pasar a rodarse tres películas por año, a 22 filmes en 2012, sin olvidar el incremento considerable de espectadores del cine nacional.

Pero no todo ha sido bueno, en contraste con al aumento de espectadores durante estos años, acceder a salas de cine en el país es privilegio de pocos o concretamente para las capitales, porque en ciudades de la periferia colombiana son pocas o inexistentes las salas de cine.

Aunque el cine colombiano ha avanzado en temas técnicos y de apoyo financiero, la consigna es que el apoyo debe ser también de nosotros los espectadores y no solo para ver las acostumbradas películas del 25 de diciembre de Dago García, que dicho sea de paso siempre recurren al chiste obvio y flojo, la invitación es para apoyar al cine colombiano y en especial a esos directores como Andi Baiz o Simón Brand que intentan hacer cosas nuevas por el desarrollo del cine criollo. 


jueves, 6 de noviembre de 2014

S.O.S para la juventud


En el año 2011 la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró que en ese momento el mundo había alcanzado la  cifra de 7.000 millones de habitantes distribuidos en 148.647.000 km2 de espacio. En ese vasto terreno donde las etnias, culturas, religiones e idiomas pululan por miles es natural que las diferencias sean parte del día a día, sino es cuestión de ver la historia universal, en la que se ha disputado por el fuego, pasando por dominio de territorios, incluso por temas religiosos.

En ese barullo en el que se ha convertido el mundo a partir del siglo XX, por razones como la alta competitividad que se vive diariamente y por los avances tecnológicos. Esos 7.000 millones de habitantes, hay un grupo particular de 1.100 millones, los jóvenes, (15 a 25 años) distribuyéndose principalmente en Asia con un 60% y el porcentaje restante en América Latina, África y Europa.

La juventud, sí, la juventud esa que el merenguero dominicano Fernando Villalona define como: " La juventud no quiere ni llanto ni dolor, ni guerra ni temor, la juventud prefiere vivir con el amor". Aunque esta estrofa de este artista describe a una juventud alegre, yo no creo que la actual lo sea.

Mi definición de la juventud no es tan romántica o alegre como la de Villalona, mi percepción de esta etapa de la vida la comparo con el cambio de llantas de un carro de Fórmula 1. (Ver: http://goo.gl/1ODRje ). Afirmo que los jóvenes de ahora se parecen al cambio de neumáticos porque inmersos en la realizad actual, todo lo hacen de manera rápida, a la ligera y sin preocupaciones por las consecuencias de sus actos.

Precisamente por la ligereza y velocidad de la vida de la juventud, están más propensos a las malas compañías, promiscuidad, embarazos no deseados, drogas, alcoholismo, violencia y un sinfín de problemáticas de nuestra sociedad.

Para citar algunas cifras del Organización Mundial de la Salud (OMS) que reflejen esa realidad las tres formas de morir más recurrentes entre los jóvenes son: traumatismos causados por el tránsito, el VIH/sida y el suicidio. Se estima que en 2012 fallecieron 1,3 millones de adolescentes en todo el mundo.

Por estas cifras y por noticias que reportan los medios de comunicación día a día, la reflexión a los jóvenes es que se debe disfrutar de manera responsable esta excelente etapa de la vida así como lo decía el Chavo en una de sus canciones: "si tú eres joven aun, joven aun, joven aun, mañana viejo serás, viejo serás, viejo serás, al menos que con afán, que con afán conserves tus inquietudes y así nunca envejecerás..."


Y al aprovechar de manera eficaz la etapa de la juventud, cuando se esté en la vejez se podrá recordar con dicha y alegría y no con arrepentimientos o lamentaciones de lo que pudo ser.